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“Un filete de ternera por ciudadano y año”, así resumió, a principios de enero, el comisario de Comercio de la Unión Europea, Maros Sefcovic, cómo va a afectar a los europeos el tratado de libre comercio que la Unión Europea firmó con los países del Mercorsur en diciembre de 2024. Tras una negociación de 25 años, ambas partes se mostraron satisfechas por alcanzar un Acuerdo comercial en todos los sectores, aunque desde entonces, tanto los agricultores y ganaderos de Europa como algún que otro presidente comunitario (como el francés Macron) se han manifestado en contra del mismo.
Tras la rúbrica, el tratado comercial tiene que pasar una revisión jurídica definitiva y recibir la aprobación del Parlamento y del Consejo Europeo. Además, el Acuerdo consta de otras dos partes relacionadas con el diálogo político y la cooperación que deberán recibir luz verde en los respectivos parlamentos de los 27 estados miembro. Por ello, el camino hasta la ratificación final todavía es largo, y en principio, se estima que su entrada en vigor se postergará hasta 2026.
Principales puntos del acuerdo agrario
En las negociaciones del tratado comercial Unión Europea-Mercosur (unión comercial de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) el sector agrario ya comenzó a estar muy presente desde 1999 y, a pesar de que se firmó el 6 de diciembre de 2024, fue en 2019 cuando se culminaron los grandes consensos.
Según fuentes oficiales de la Comisión Europea, ese año se alcanzó un acuerdo en el ámbito agrario, capítulo que no se ha considerado oportuno abrir en 2024 porque el cupo acordado de las cuotas podría haber sido peor que el alcanzado hace cinco años.
De este modo, según la Comisión Europea los acuerdos vinculados con el sector primario en 2019 y firmados a finales del año pasado son:
- Liberalizar el 99% de las importaciones de Mercosur (para el 81,7/% de los productos se eliminará los aranceles y para el 17,7 restante se ofrecerán cuotas o preferencias fijas. Se excluyen más de cien productos). Esta supresión se realizará en un plazo de siete, ocho y hasta diez años.
- Eliminar los elevados aranceles a las exportaciones agroalimentarias de la UE. Así, desaparecerán de productos europeos como el aceite de oliva, (que actualmente tiene un arancel del 10%); la malta (el 14%); el vino y otras bebidas, (por encima del 35%) y el chocolate (el 20%).
- En el caso de los lácteos, los aranceles se reducirán gradualmente dentro de los cupos: 30.000 Tm para los quesos, 10.000 TM para la leche en polvo y 5.000 TM para la leche infantil.
- En el vacuno de carne se permitirá la entrada de 99.000 Tm a un arancel del 7,5% (anteriormente estaban entre el 29% y el 112%). El 55% será carne fresca y el resto congelada. (Estas 99.000 Tm son menos de la mitad de las 196.000 Tm de carne da vacuno que entraron en 2023 en la Unión Europea). El arancel especial para la Cuota Hilton, que es del 20%, desaparece.
- En carne de pollo, Mercosur podrá exportar a la Unión Europea 180.000 Tm de carne libre de aranceles, una cantidad que se irá implementando gradualmente en cinco años y que es menor de la actuales 240.000 Tm de carne de aves que exporta Mercosur con un arancel mayor.
- En arroz, se permitirá la entrada de 60.000 Tm sin aranceles con una disminución gradual en cinco años (una cantidad inferior a las actuales importaciones de 100.000 Tm de media al año).
- En miel, se introducirá en cinco años un contingente de 45.000 toneladas sin aranceles (frente a las 30.000 toneladas que la UE importa actualmente).
Consecuencias para el campo español
Si el acuerdo entre la Unión Europea y Marruecos del año 2000 se podría simplificar en “tomates por peces”, ya hay quien asegura que el de Mercosur será “coches por vacas”.
Por ello, el sector agroalimentario europeo se siente moneda de cambio en las negociaciones internacionales y tras la firma del Tratado con Mercosur en Montevideo se desataron todo tipo de reacciones contrarias, tanto de colectivos sectoriales como de organizaciones profesionales agrarias que protagonizaron algunas movilizaciones públicas (ASAJA y COAG, principalmente).
La Asociación Española de Productores de Vacuno de Carne, Asoprovac, (probablemente el subsector más perjudicado) concreta que "la propuesta para el vacuno sería la entrada de 99.000 Tm de carne de vacuno en forma de piezas nobles desde Mercosur, concretamente solomillos, libres de aranceles en el mercado europeo" y añade que "lo terrible es que estas piezas [...] llegan ya al a un coste entre un 18 y un 32% inferior al producido en Europa", precios que obviamente se abaratarán con la reducción de los aranceles. Asimismo, desde Asoprovac señalan que el acuerdo agrario cerrado en 2019 debería haberse renegociado actualmente, ya que las políticas europeas generadas a raíz del Pacto Verde han producido una desaparición del 5% de ganado vacuno en la Unión Europea desde el año 2020.
Organizaciones como Avianza (Asociación Interprofesional de Carne Avícola); Anprogapor (Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino), FEPEX (Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas), al igual que ASAJA, COAG, UPA y Unión de Uniones , entre otros colectivos, mostraron su descontento con la firma del acuerdo argumentando, como principal queja, que los niveles de calidad exigidos por las políticas de la Unión Europea no son los mismos que las de los países de Mercorsur, por lo que se competirá en situación de desigualdad.
Por su parte, la organización europea COPA-Cogeca (colectivo que representa a las organizaciones agrarias y cooperativas de los 27) señaló que "los sectores sensibles como el de la carne de vacuno, la carne de ave de corral, el azúcar, el etanol y el arroz se enfrentan a un riesgo considerable de sufrir una saturación del mercado y pérdidas de ingresos debido a la afluencia de productos a bajo coste procedentes de los países de Mercosur. La Comisión Europea actúa de forma incoherente. En la legislatura anterior multiplicó las restricciones y normativas aplicables a nuestros productores y ahora, apenas iniciado su segundo mandato, da prioridad a este acuerdo injusto".
La Comisión Europea asegura en varios documentos que tratan sobre el tratado con Mercosur que “cualquier producto vendido en la UE debe cumplir con las normas sanitarias y fitosanitarias de la UE”, y afirma que posee “Un sólido sistema de importación de MSF basado en ciencia, evaluaciones de riesgos, auditorías a terceros países, controles fronterizos, y controles en el mercado de la UE, garantizando el cumplimiento efectivo de los requisitos de la UE y teniendo en cuenta las normas internacionales”.
Asimismo, fuentes del Ejecutivo Comunitario insisten en que la carne procedente de Mercosur estará libre hormonas, tal y como se produce en Europa (algo que ya se exige a la carne de vacuno procedente de otros países, como Canadá) y que en los productos agrícolas tampoco se utilizarán materias activas prohibidas en la UE, como los nicotinoides, (sustancias que fueron centro de controvertido debate).
Sectores beneficiados
En la otra cara de la moneda, el Tratado comercial con Mercosur también tiene su lado positivo para sectores agroalimentarios importantes en España como el aceite de oliva, el vino o los quesos, entre otros. Asimismo, se ha destacado la protección de 357 denominaciones de origen e indicaciones geográficas protegidas (de los 3.639 productos agrarios protegidos en la Unión Europea), de las que 59 son españolas. Según fuentes de Origen España, se suelen proteger aquellas marcas que ya están comercializándose, las que están a punto de hacerlo o las que tienen un mayor riesgo de falsificación.
Respecto a oportunidades comerciales, los países de Mercosur accederán con mayor facilidad a un mercado de más de 500 millones de consumidores europeos, mientras que las empresas de la UE llegarán a un mercado de 280 millones de habitantes entre los que destaca Brasil, por ser uno de los países de los BRICS, con una economía emergente que puede tener un gran potencial en pocas décadas.
Actualmente, según datos facilitados por FEPEX (Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas) las exportaciones de la Unión Europea a Mercosur en el año 2023 fueron de 223,6 millones de euros, mientras que las importaciones ascendieron a 959,6 millones de euros, con lo que el saldo comercial actual es negativo para la UE.
Acuerdo muy complicado
El acuerdo de la Unión Europea con Mercosur es uno de los más importantes para los 27 y, a tenor de los 25 años que se ha tardado en firmar, uno de los más difíciles. Este largo camino se inició en 1999 y se suspendió por primera vez entre 2004 y 2010; entonces se volvió a retomar para estancarse de nuevo en 2012. De forma sorprendente, el 28 de junio de 2019 la Unión Europea y Mercosur, concluyeron las negociaciones del capítulo sobre comercio e inversiones y el 6 de diciembre de 2024 se rubricó el Acuerdo final en Montevideo.
Las autoridades de la Comisión Europea se muestran satisfechas porque, a pesar de las diferencias entre los países de la Unión y los de Mercosur (según el Real Instituto El Cano uno de los motivos de la paralización de las negociaciones fueron las exigencias medioambientales a Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) en el Acuerdo se ha tenido en cuenta cumplir el Acuerdo de París (el tratado internacional sobre cambio climático, vinculante jurídicamente, cuyo objetivo es limitar el calentamiento mundial por debajo de los 2 grados centígrados en comparación con los niveles preindustriales).
Por otra parte, en 2026 entrará en funcionamiento el Reglamento contra la Deforestación de la Unión Europea, que también deberán cumplir los productos procedentes de Mercosur. Dicha normativa llevará a reducir el comercio de aquellas mercancías cuya producción esté relacionada con la deforestación o la degradación forestal, tanto en Europa como en otras partes del mundo con las que comercializa la UE, (teniendo en cuenta que la Amazonía es el pulmón del planeta que ha sufrido una importante deforestación).
Asimismo, la Comisión Europea también ha explicado que en el Tratado se han incluido unas cláusulas de salvaguarda por las que, en el caso de que haya problemas en los mercados, se puedan suspender temporalmente las concesiones pactadas.
¿Por qué ahora?
A pesar de los 25 años de negociación, la rúbrica del Acuerdo UE-Mercosur el pasado 6 de diciembre sorprendió a muchos. Posiblemente, la elección en noviembre de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos para los próximos años fue uno de los motivos que la pudo acelerar, ya que sus políticas proteccionistas pueden poner en jaque las exportaciones europeas durante un tiempo.
Casi todas las autoridades del Gobierno Central de España han aplaudido el acuerdo UE-Mercosur, (a diferencia de Francia). Según las conclusiones de un estudio encargado por el Ministerio de Economía y Comercio a la Facultad de Estudios Estadísticos de la Complutense de Madrid, “el Acuerdo UE-Mercosur supone un “win-win” para sus firmantes. Todas las partes ganan con este acuerdo, pero el impacto positivo será más visible en el lado latinoamericano. […] Para Mercosur las expectativas positivas en torno al acuerdo no se basan en el sector de la carne de vacuno, cuyo peso rondaría el 3,75% de los flujos provenientes de Mercosur, sino que serán mucho más relevantes las exportaciones de manufacturas y también de algunos servicios”.
Asimismo, este informe también hace referencia a las cuestiones geopolíticas: “El acuerdo no sólo brinda beneficios económicos, sino que tiene un papel estratégico importante en una región en la que la influencia europea se ha venido debilitando al tiempo que aumentaba la de China”. En este sentido, las empresas de España y Portugal, por sus idiomas y su vinculación histórica con los países de Mercosur, pueden contar con ciertas ventajas a la hora de exportar a los países de Mercosur.
Aunque todo ello no se sabrá definitivamente hasta que, una vez ratificados y firmados las tres partes del Acuerdo UE-Mercosur (el tratado comercial, el diálogo político y la cooperación), se ponga en marcha y pasen los diez años que se tardará en implementar todas las medidas firmadas en diciembre de 2024.
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Actualidad
Luces y sombras del Tratado comercial de Mercosur
Si el acuerdo de la UE con Marruecos se simplificó en “tomates por peces”, hay quien asegura que éste será “coches por vacas”.
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A paragraph is a self-contained unit of a discourse in writing dealing with a particular point or idea. Paragraphs are usually an expected part of formal writing, used to organize longer prose.
Plumed Lucas
11/02/2025
“Un filete de ternera por ciudadano y año”, así resumió, a principios de enero, el comisario de Comercio de la Unión Europea, Maros Sefcovic, cómo va a afectar a los europeos el tratado de libre comercio que la Unión Europea firmó con los países del Mercorsur en diciembre de 2024. Tras una negociación de 25 años, ambas partes se mostraron satisfechas por alcanzar un Acuerdo comercial en todos los sectores, aunque desde entonces, tanto los agricultores y ganaderos de Europa como algún que otro presidente comunitario (como el francés Macron) se han manifestado en contra del mismo.
Tras la rúbrica, el tratado comercial tiene que pasar una revisión jurídica definitiva y recibir la aprobación del Parlamento y del Consejo Europeo. Además, el Acuerdo consta de otras dos partes relacionadas con el diálogo político y la cooperación que deberán recibir luz verde en los respectivos parlamentos de los 27 estados miembro. Por ello, el camino hasta la ratificación final todavía es largo, y en principio, se estima que su entrada en vigor se postergará hasta 2026.
Principales puntos del acuerdo agrario
En las negociaciones del tratado comercial Unión Europea-Mercosur (unión comercial de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) el sector agrario ya comenzó a estar muy presente desde 1999 y, a pesar de que se firmó el 6 de diciembre de 2024, fue en 2019 cuando se culminaron los grandes consensos.
Según fuentes oficiales de la Comisión Europea, ese año se alcanzó un acuerdo en el ámbito agrario, capítulo que no se ha considerado oportuno abrir en 2024 porque el cupo acordado de las cuotas podría haber sido peor que el alcanzado hace cinco años.
De este modo, según la Comisión Europea los acuerdos vinculados con el sector primario en 2019 y firmados a finales del año pasado son:
- Liberalizar el 99% de las importaciones de Mercosur (para el 81,7/% de los productos se eliminará los aranceles y para el 17,7 restante se ofrecerán cuotas o preferencias fijas. Se excluyen más de cien productos). Esta supresión se realizará en un plazo de siete, ocho y hasta diez años.
- Eliminar los elevados aranceles a las exportaciones agroalimentarias de la UE. Así, desaparecerán de productos europeos como el aceite de oliva, (que actualmente tiene un arancel del 10%); la malta (el 14%); el vino y otras bebidas, (por encima del 35%) y el chocolate (el 20%).
- En el caso de los lácteos, los aranceles se reducirán gradualmente dentro de los cupos: 30.000 Tm para los quesos, 10.000 TM para la leche en polvo y 5.000 TM para la leche infantil.
- En el vacuno de carne se permitirá la entrada de 99.000 Tm a un arancel del 7,5% (anteriormente estaban entre el 29% y el 112%). El 55% será carne fresca y el resto congelada. (Estas 99.000 Tm son menos de la mitad de las 196.000 Tm de carne da vacuno que entraron en 2023 en la Unión Europea). El arancel especial para la Cuota Hilton, que es del 20%, desaparece.
- En carne de pollo, Mercosur podrá exportar a la Unión Europea 180.000 Tm de carne libre de aranceles, una cantidad que se irá implementando gradualmente en cinco años y que es menor de la actuales 240.000 Tm de carne de aves que exporta Mercosur con un arancel mayor.
- En arroz, se permitirá la entrada de 60.000 Tm sin aranceles con una disminución gradual en cinco años (una cantidad inferior a las actuales importaciones de 100.000 Tm de media al año).
- En miel, se introducirá en cinco años un contingente de 45.000 toneladas sin aranceles (frente a las 30.000 toneladas que la UE importa actualmente).
Consecuencias para el campo español
Si el acuerdo entre la Unión Europea y Marruecos del año 2000 se podría simplificar en “tomates por peces”, ya hay quien asegura que el de Mercosur será “coches por vacas”.
Por ello, el sector agroalimentario europeo se siente moneda de cambio en las negociaciones internacionales y tras la firma del Tratado con Mercosur en Montevideo se desataron todo tipo de reacciones contrarias, tanto de colectivos sectoriales como de organizaciones profesionales agrarias que protagonizaron algunas movilizaciones públicas (ASAJA y COAG, principalmente).
La Asociación Española de Productores de Vacuno de Carne, Asoprovac, (probablemente el subsector más perjudicado) concreta que "la propuesta para el vacuno sería la entrada de 99.000 Tm de carne de vacuno en forma de piezas nobles desde Mercosur, concretamente solomillos, libres de aranceles en el mercado europeo" y añade que "lo terrible es que estas piezas [...] llegan ya al a un coste entre un 18 y un 32% inferior al producido en Europa", precios que obviamente se abaratarán con la reducción de los aranceles. Asimismo, desde Asoprovac señalan que el acuerdo agrario cerrado en 2019 debería haberse renegociado actualmente, ya que las políticas europeas generadas a raíz del Pacto Verde han producido una desaparición del 5% de ganado vacuno en la Unión Europea desde el año 2020.
Organizaciones como Avianza (Asociación Interprofesional de Carne Avícola); Anprogapor (Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino), FEPEX (Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas), al igual que ASAJA, COAG, UPA y Unión de Uniones , entre otros colectivos, mostraron su descontento con la firma del acuerdo argumentando, como principal queja, que los niveles de calidad exigidos por las políticas de la Unión Europea no son los mismos que las de los países de Mercorsur, por lo que se competirá en situación de desigualdad.
Por su parte, la organización europea COPA-Cogeca (colectivo que representa a las organizaciones agrarias y cooperativas de los 27) señaló que "los sectores sensibles como el de la carne de vacuno, la carne de ave de corral, el azúcar, el etanol y el arroz se enfrentan a un riesgo considerable de sufrir una saturación del mercado y pérdidas de ingresos debido a la afluencia de productos a bajo coste procedentes de los países de Mercosur. La Comisión Europea actúa de forma incoherente. En la legislatura anterior multiplicó las restricciones y normativas aplicables a nuestros productores y ahora, apenas iniciado su segundo mandato, da prioridad a este acuerdo injusto".
La Comisión Europea asegura en varios documentos que tratan sobre el tratado con Mercosur que “cualquier producto vendido en la UE debe cumplir con las normas sanitarias y fitosanitarias de la UE”, y afirma que posee “Un sólido sistema de importación de MSF basado en ciencia, evaluaciones de riesgos, auditorías a terceros países, controles fronterizos, y controles en el mercado de la UE, garantizando el cumplimiento efectivo de los requisitos de la UE y teniendo en cuenta las normas internacionales”.
Asimismo, fuentes del Ejecutivo Comunitario insisten en que la carne procedente de Mercosur estará libre hormonas, tal y como se produce en Europa (algo que ya se exige a la carne de vacuno procedente de otros países, como Canadá) y que en los productos agrícolas tampoco se utilizarán materias activas prohibidas en la UE, como los nicotinoides, (sustancias que fueron centro de controvertido debate).
Sectores beneficiados
En la otra cara de la moneda, el Tratado comercial con Mercosur también tiene su lado positivo para sectores agroalimentarios importantes en España como el aceite de oliva, el vino o los quesos, entre otros. Asimismo, se ha destacado la protección de 357 denominaciones de origen e indicaciones geográficas protegidas (de los 3.639 productos agrarios protegidos en la Unión Europea), de las que 59 son españolas. Según fuentes de Origen España, se suelen proteger aquellas marcas que ya están comercializándose, las que están a punto de hacerlo o las que tienen un mayor riesgo de falsificación.
Respecto a oportunidades comerciales, los países de Mercosur accederán con mayor facilidad a un mercado de más de 500 millones de consumidores europeos, mientras que las empresas de la UE llegarán a un mercado de 280 millones de habitantes entre los que destaca Brasil, por ser uno de los países de los BRICS, con una economía emergente que puede tener un gran potencial en pocas décadas.
Actualmente, según datos facilitados por FEPEX (Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas) las exportaciones de la Unión Europea a Mercosur en el año 2023 fueron de 223,6 millones de euros, mientras que las importaciones ascendieron a 959,6 millones de euros, con lo que el saldo comercial actual es negativo para la UE.
Acuerdo muy complicado
El acuerdo de la Unión Europea con Mercosur es uno de los más importantes para los 27 y, a tenor de los 25 años que se ha tardado en firmar, uno de los más difíciles. Este largo camino se inició en 1999 y se suspendió por primera vez entre 2004 y 2010; entonces se volvió a retomar para estancarse de nuevo en 2012. De forma sorprendente, el 28 de junio de 2019 la Unión Europea y Mercosur, concluyeron las negociaciones del capítulo sobre comercio e inversiones y el 6 de diciembre de 2024 se rubricó el Acuerdo final en Montevideo.
Las autoridades de la Comisión Europea se muestran satisfechas porque, a pesar de las diferencias entre los países de la Unión y los de Mercosur (según el Real Instituto El Cano uno de los motivos de la paralización de las negociaciones fueron las exigencias medioambientales a Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) en el Acuerdo se ha tenido en cuenta cumplir el Acuerdo de París (el tratado internacional sobre cambio climático, vinculante jurídicamente, cuyo objetivo es limitar el calentamiento mundial por debajo de los 2 grados centígrados en comparación con los niveles preindustriales).
Por otra parte, en 2026 entrará en funcionamiento el Reglamento contra la Deforestación de la Unión Europea, que también deberán cumplir los productos procedentes de Mercosur. Dicha normativa llevará a reducir el comercio de aquellas mercancías cuya producción esté relacionada con la deforestación o la degradación forestal, tanto en Europa como en otras partes del mundo con las que comercializa la UE, (teniendo en cuenta que la Amazonía es el pulmón del planeta que ha sufrido una importante deforestación).
Asimismo, la Comisión Europea también ha explicado que en el Tratado se han incluido unas cláusulas de salvaguarda por las que, en el caso de que haya problemas en los mercados, se puedan suspender temporalmente las concesiones pactadas.
¿Por qué ahora?
A pesar de los 25 años de negociación, la rúbrica del Acuerdo UE-Mercosur el pasado 6 de diciembre sorprendió a muchos. Posiblemente, la elección en noviembre de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos para los próximos años fue uno de los motivos que la pudo acelerar, ya que sus políticas proteccionistas pueden poner en jaque las exportaciones europeas durante un tiempo.
Casi todas las autoridades del Gobierno Central de España han aplaudido el acuerdo UE-Mercosur, (a diferencia de Francia). Según las conclusiones de un estudio encargado por el Ministerio de Economía y Comercio a la Facultad de Estudios Estadísticos de la Complutense de Madrid, “el Acuerdo UE-Mercosur supone un “win-win” para sus firmantes. Todas las partes ganan con este acuerdo, pero el impacto positivo será más visible en el lado latinoamericano. […] Para Mercosur las expectativas positivas en torno al acuerdo no se basan en el sector de la carne de vacuno, cuyo peso rondaría el 3,75% de los flujos provenientes de Mercosur, sino que serán mucho más relevantes las exportaciones de manufacturas y también de algunos servicios”.
Asimismo, este informe también hace referencia a las cuestiones geopolíticas: “El acuerdo no sólo brinda beneficios económicos, sino que tiene un papel estratégico importante en una región en la que la influencia europea se ha venido debilitando al tiempo que aumentaba la de China”. En este sentido, las empresas de España y Portugal, por sus idiomas y su vinculación histórica con los países de Mercosur, pueden contar con ciertas ventajas a la hora de exportar a los países de Mercosur.
Aunque todo ello no se sabrá definitivamente hasta que, una vez ratificados y firmados las tres partes del Acuerdo UE-Mercosur (el tratado comercial, el diálogo político y la cooperación), se ponga en marcha y pasen los diez años que se tardará en implementar todas las medidas firmadas en diciembre de 2024.