Un informe realizado por encargo de la Comisión Europea recoge una serie de recomendaciones para reducir la dependencia comunitaria de las importaciones de proteínas vegetales para alimentación animal.

Por un lado, los autores del documento consideran que la Unión Europea debería conceder más apoyo a la producción de proteínas vegetales, garantizando al mismo tiempo que los precios pagados a los agricultores por cultivos como la soja, las leguminosas y el girasol sean competitivos frente a productos alternativos.

Apuntan, sin embargo, que la falta de inversiones hasta ahora ha hecho que la competitividad de estos cultivos haya disminuido progresivamente, lo que hace difícil dar la vuelta a la situación.

Otra recomendación es diversificar las fuentes de suministro y optar por socios comerciales cercanos, como Ucrania. Eso no reduce la dependencia de las importaciones (salvo que el país se incorpore a la UE), pero sí limitaría el riesgo de tener muy pocos proveedores en caso de interrupciones
del transporte internacional.

Sugieren también un gran plan de investigación dirigido a mejorar el rendimiento y el contenido en proteínas de las proteaginosas.

Bruselas tendrá en cuenta estas recomendaciones en el marco de los debates sobre el futuro de la agricultura comunitaria.