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Un ligero descenso en la producción junto a una estabilidad o un incremento en la demanda de algunos de los productos lácteos como la leche entera, yogures y muy especialmente la grasa-mantequilla para operar en los mercados exteriores a cifras récord, han marcado las cotizaciones al alza para la leche en origen. En la parte contraria, con leche más cara en el campo, a los ganaderos se le presenta un nuevo riesgo al abrirse más la autopista de entrada de queso barato, unas 350.000 toneladas, desde el resto de la UE con su equivalente en leche a 2,5 millones de toneladas que suponen una tercera parte de la producción nacional.
De acuerdo con los datos manejados por la Administración y el sector, la producción de leche ha tenido una discreta línea de ajuste con un descenso en el último año de un 0,7% para situarse en el entorno de los 7,3 millones de toneladas. En relación con el número de ganaderos, aunque se ha mantenido la progresiva reducción de número de granjas en los últimos años, oficialmente desde unas 16.000 hasta menos de 9.000, ello se ha compensado con el desarrollo de explotaciones de mayor dimensión y más eficientes. A su vez, el censo de animales en producción se ha reducido igualmente en un 2,1% sobre las mismas fechas en 2023 hasta las 763.000 vacas, al igual que el número de novillas reducido en un 3,7% hasta las 256.000. Sin embargo, esos ajustes se han compensado con un aumento de los rendimientos por animal con la mejora genética, por lo que la reducción final de la producción ha sido muy inferior a los censos.
El efecto directo más inmediato de esta situación de ajustes ha sido el progresivo aumento de las cotizaciones en origen hasta cifras medias de entre 0,47 y 0,48 euros litro, llegando hoy hasta los 0,50 euros. A medio plazo, si no varían radicalmente las actuales circunstancias de la producción y de los mercados, se baraja la posibilidad de que esa cifra llegue a los 0,60 euros como ya sucediera en campañas precedentes, siempre que se mantenga la demanda global interior y exterior de los productos derivados y no haya avalancha de importaciones excedentarias de otros mercados. Con estas cotizaciones, el sector cubriría ya en este momento unos costes de producción al alza cifrados por los ganaderos en cerca de los 0,50 euros, donde los precios de la alimentación se han relajado, pero siguen su escalada otros como los gastos veterinarios, personal o de servicios.
En conjunto, precios arriba o abajo, la actividad de la ganadería de leche, por su gran dependencia laboral, sigue sin ser atractiva para la incorporación de los jóvenes. Ello viene dando lugar en los últimos tiempos al desarrollo de grandes grupos empresariales y al cierre de miles de explotaciones familiares con el consiguiente impacto sobre el territorio rural, más que sobre las producciones.
Además de los ajustes de los censos, desde la organización de productores Agaprol se destaca el hecho de que muchas explotaciones dedicadas tradicionalmente a la producción de leche, se han pasado temporalmente a la producción de carne por su alta rentabilidad. Junto a estas circunstancias, el sector de la producción de leche de vaca se ha visto igualmente afectado, a nivel de oferta, por los efectos climatológicos negativos en las zonas de mayor producción como es el conjunto de los territorios de la Cornisa, a los que se suman los impactos de enfermedades como la lengua azul o la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE), además de las mayores exigencias medioambientales o de bienestar animal.
En este contexto de ajustes en la producción y estabilidad global en la demanda, con algunos productos incluso en crecimiento, ganaderos y las industrias desarrollan negociaciones para la fijación de los precios de cara a los próximos meses hasta el uno de abril. Al margen de las habituales estrategias negociadoras, la realidad es que, considerando la situación existente en el resto de los países comunitarios con precios altos, en el caso de España solo queda el interrogante sobre el techo de la subida, sin riesgos cercanos de bajadas.
A diferencia de épocas anteriores cuando las industrias se disputaban los contrato con los ganaderos, especialmente de una parte de los mismos por su volumen de producción, de calidad o cercanía de sus plantas, en la actualidad no se ha producido globalmente esa situación. Ello no ha impedido movimientos de cambios, especialmente en zonas como Galicia y en menor media en otros territorios, en una actividad donde el grueso de las compras se concentra en media docena de empresas como Lactalis, grupo Lence (Leyma-Rio), Capsa-Central Lechera Astuariana, ILAS- Reny Picot, Kaiku o Pascual.
En contra del sector se mantiene el fuerte peso de la marca blanca o de la distribución que suponen en conjunto más del 50% y además el hecho de que algunos grandes y pequeños grupos de la distribución siguen teniendo a la leche como un producto reclamo sorteando las exigencias de la Ley de la Cadena.
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Suben los precios de la leche por la menor producción y una mayor demanda
La cabaña ajustó censos por la enfermedad hemorrágica y la lengua azul y cambió granjas a la producción de carne
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Vidal Maté
02/12/2024
Un ligero descenso en la producción junto a una estabilidad o un incremento en la demanda de algunos de los productos lácteos como la leche entera, yogures y muy especialmente la grasa-mantequilla para operar en los mercados exteriores a cifras récord, han marcado las cotizaciones al alza para la leche en origen. En la parte contraria, con leche más cara en el campo, a los ganaderos se le presenta un nuevo riesgo al abrirse más la autopista de entrada de queso barato, unas 350.000 toneladas, desde el resto de la UE con su equivalente en leche a 2,5 millones de toneladas que suponen una tercera parte de la producción nacional.
De acuerdo con los datos manejados por la Administración y el sector, la producción de leche ha tenido una discreta línea de ajuste con un descenso en el último año de un 0,7% para situarse en el entorno de los 7,3 millones de toneladas. En relación con el número de ganaderos, aunque se ha mantenido la progresiva reducción de número de granjas en los últimos años, oficialmente desde unas 16.000 hasta menos de 9.000, ello se ha compensado con el desarrollo de explotaciones de mayor dimensión y más eficientes. A su vez, el censo de animales en producción se ha reducido igualmente en un 2,1% sobre las mismas fechas en 2023 hasta las 763.000 vacas, al igual que el número de novillas reducido en un 3,7% hasta las 256.000. Sin embargo, esos ajustes se han compensado con un aumento de los rendimientos por animal con la mejora genética, por lo que la reducción final de la producción ha sido muy inferior a los censos.
El efecto directo más inmediato de esta situación de ajustes ha sido el progresivo aumento de las cotizaciones en origen hasta cifras medias de entre 0,47 y 0,48 euros litro, llegando hoy hasta los 0,50 euros. A medio plazo, si no varían radicalmente las actuales circunstancias de la producción y de los mercados, se baraja la posibilidad de que esa cifra llegue a los 0,60 euros como ya sucediera en campañas precedentes, siempre que se mantenga la demanda global interior y exterior de los productos derivados y no haya avalancha de importaciones excedentarias de otros mercados. Con estas cotizaciones, el sector cubriría ya en este momento unos costes de producción al alza cifrados por los ganaderos en cerca de los 0,50 euros, donde los precios de la alimentación se han relajado, pero siguen su escalada otros como los gastos veterinarios, personal o de servicios.
En conjunto, precios arriba o abajo, la actividad de la ganadería de leche, por su gran dependencia laboral, sigue sin ser atractiva para la incorporación de los jóvenes. Ello viene dando lugar en los últimos tiempos al desarrollo de grandes grupos empresariales y al cierre de miles de explotaciones familiares con el consiguiente impacto sobre el territorio rural, más que sobre las producciones.
Además de los ajustes de los censos, desde la organización de productores Agaprol se destaca el hecho de que muchas explotaciones dedicadas tradicionalmente a la producción de leche, se han pasado temporalmente a la producción de carne por su alta rentabilidad. Junto a estas circunstancias, el sector de la producción de leche de vaca se ha visto igualmente afectado, a nivel de oferta, por los efectos climatológicos negativos en las zonas de mayor producción como es el conjunto de los territorios de la Cornisa, a los que se suman los impactos de enfermedades como la lengua azul o la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE), además de las mayores exigencias medioambientales o de bienestar animal.
En este contexto de ajustes en la producción y estabilidad global en la demanda, con algunos productos incluso en crecimiento, ganaderos y las industrias desarrollan negociaciones para la fijación de los precios de cara a los próximos meses hasta el uno de abril. Al margen de las habituales estrategias negociadoras, la realidad es que, considerando la situación existente en el resto de los países comunitarios con precios altos, en el caso de España solo queda el interrogante sobre el techo de la subida, sin riesgos cercanos de bajadas.
A diferencia de épocas anteriores cuando las industrias se disputaban los contrato con los ganaderos, especialmente de una parte de los mismos por su volumen de producción, de calidad o cercanía de sus plantas, en la actualidad no se ha producido globalmente esa situación. Ello no ha impedido movimientos de cambios, especialmente en zonas como Galicia y en menor media en otros territorios, en una actividad donde el grueso de las compras se concentra en media docena de empresas como Lactalis, grupo Lence (Leyma-Rio), Capsa-Central Lechera Astuariana, ILAS- Reny Picot, Kaiku o Pascual.
En contra del sector se mantiene el fuerte peso de la marca blanca o de la distribución que suponen en conjunto más del 50% y además el hecho de que algunos grandes y pequeños grupos de la distribución siguen teniendo a la leche como un producto reclamo sorteando las exigencias de la Ley de la Cadena.
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