La Comisión Europea podría imponer restricciones para el uso de otro insecticida neonicotinoide. En este caso, se trata del acetamiprid, que se utiliza principalmente en el cultivo de la remolacha.

De momento, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) ha estudiado nuevos datos que apuntan a su posible toxicidad neurológica, aunque necesita más datos para llegar a una conclusión más sólida sobre sus peligros y riesgos. En un dictamen publicado recientemente, la AESA considera que existen “grandes dudas” sobre las propiedades neurotóxicas para el desarrollo derivados del uso de este insecticida (que ya está prohibido en Francia, pero no en Alemania, por ejemplo). “Hacen falta datos adicionales para llegar a una conclusión más sólida que permita una evaluación adecuada de los peligros y riesgos”, subraya el organismo.

A la espera de esos nuevos datos, ha propuesto rebajar la ingesta diaria admisible y la dosis aguda de referencia de 0,025 a 0,005 mg/kg de peso corporal (al día). También ha recomendado una reducción del límite máximo de residuos (LMR) admisible en una serie de productos, como los pepinos, calabacines, tomates, plátanos o melones.

La Comisión Europea podría pronunciarse sobre estas propuestas y recomendaciones el próximo otoño y cabría esperar restricciones de uso de la sustancia.

El acetamiprid se utiliza principalmente en el sector remolachero, cuyo arsenal de productos fitosanitarios no ha dejado de reducirse en los últimos años, con la prohibición de los principales insecticidas neonicotinoides.