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La caída de la demanda, tanto en interior como en las ventas en exterior ha llevado a las organizaciones agrarias Asaja, Upa y Coag a plantear a la Administración la necesidad de poner en marcha medidas para ajustar la producción a la necesidades de los mercados como un instrumento para asegurar una actividad rentable a los agricultores. Entre otras medidas se plantean ayudas al arranque definitivo de viñedos, la prohibición de nuevas plantaciones hasta 2026, no solo en España sino en toda la Unión Europea, y una mayor flexibilidad en las políticas de replantaciones tras la decisión de arrancar y la posibilidad de una compensación tanto para los arranques temporales como para los definitivos.
En esta misma línea, desde UPA se remitió al Ministerio de Agricultura un decálogo de medidas entre las que destacan la congelación de plantaciones hasta 2026, la transferencia de recursos no utilizados de un año a otro en el Plan de Intervención Vitivinícola, ayudas a los arranques ampliando los plazos de reestructuración, ayudas a los arranques con carácter social si se trata de explotaciones de personas de edad o que opten por los abandonos definitivos o más apoyo directos a las explotaciones vitícolas. Alejando G. Gasco, desde Upa Joaquín Vizcaino de Coag coinciden en la aplicación de salidas como la limitación de rendimientos de 18.000 kilos de uva tinta por hectárea y de 20.000 en blanca, así como los rendimientos al 74% en bodega.
La necesidad de un cambio de estrategias en el sector fue la causante de la aprobación en España del Plan de Intervención del Sector Vitivinícola de 2023 a 2027 con un presupuesto anual de 202 millones de euros para acciones que van desde la reestructuración y reconversión de los viñedos hasta la vendimia en verde, destilación o promoción en terceros países. Desde el sector se apuesta por dedicar más fondos para las actividades de promoción así como para más inversiones en el campo y reducir los fondos destinados a las bodegas. En conjunto se plantea una mayor flexibilidad en los gastos de ese fondo en función de las necesidades de cada momento.
De cara a los procesos de replantación en el campo se considera fundamental actuar con varietales en función de los cambios en la evolución de la demanda. La misma filosofía se plantea a la hora de los procesos de elaboración del vino en materia de graduación y envejecimiento del mismo para responder a los gustos de los consumidores y frenar la caída de ventas que arrastra el sector, aunque en 2023 se produjo una ligera recuperación tras los efectos de la pandemia. En los últimos años en el mercado interior las ventas cayeron de 11 a menos de 10 millones de hectolitros y en exportación de más de 23 a 20,5 millones.
Este año según los datos manejados por las Cooperativas Agroalimentarias, la vendimia actual ascenderá 39,7 millones de hectolitros, una cifra que supone un 20% más que en la anterior de solo 32 millones, que fue la más baja de los últimos años, pero muy por debajo de la media de 44 millones de hectolitros. A efectos de existencias, las mismas se han reducido en 2023 a 32 millones de hectolitros frente a los 37 millones de un año antes, pero hoy, ni a futuro, hay problemas de suministro para atender las necesidades del mercado interior y de las exportaciones. Los bodegas no tienen miedo a un riesgo de falta de materia prima y, en esa línea se halla ha estado la posición de los industriales con los precio de compra marcados para esta vendimia a inicios de la campaña en las principales zonas productoras en volumen prácticamente iguales a los de la campaña pasada con 0,23 euros litro para los blancos y cifras ligeramente inferiores para los tintos, más transporte.
A nivel mundial, frente a una producción en la campaña anterior de 237 millones de hectolitros, un 10% menos que en 2022, el consumo se redujo un 2,6% hasta los 221 millones de hectolitros. En paralelo, la superficie de cultivo también se redujo ligeramente hasta los 7,2 millones de hectáreas, ajuste que se mantiene en los tres últimos años. La situación se repite en los principales países productores de la Unión Europea, muy especialmente significativa en la zona más emblemática de Francia con los tintos en arranques por la caída de la demanda como protagonistas.
España no es una excepción. Las superficies de cultivo han pasado en poco más de una década de 1,1 millones de hectáreas a las 928.000 actuales con la entrada de nuevas variedades y mejora de estructuras con mayores rendimientos
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Actualidad
La caída de la demanda ahoga al vino
Desde el sector se aboga por prohibir nuevas plantaciones y subvencionar los arranques, además de promover la demanda
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Agropopular
15/09/2024
La caída de la demanda, tanto en interior como en las ventas en exterior ha llevado a las organizaciones agrarias Asaja, Upa y Coag a plantear a la Administración la necesidad de poner en marcha medidas para ajustar la producción a la necesidades de los mercados como un instrumento para asegurar una actividad rentable a los agricultores. Entre otras medidas se plantean ayudas al arranque definitivo de viñedos, la prohibición de nuevas plantaciones hasta 2026, no solo en España sino en toda la Unión Europea, y una mayor flexibilidad en las políticas de replantaciones tras la decisión de arrancar y la posibilidad de una compensación tanto para los arranques temporales como para los definitivos.
En esta misma línea, desde UPA se remitió al Ministerio de Agricultura un decálogo de medidas entre las que destacan la congelación de plantaciones hasta 2026, la transferencia de recursos no utilizados de un año a otro en el Plan de Intervención Vitivinícola, ayudas a los arranques ampliando los plazos de reestructuración, ayudas a los arranques con carácter social si se trata de explotaciones de personas de edad o que opten por los abandonos definitivos o más apoyo directos a las explotaciones vitícolas. Alejando G. Gasco, desde Upa Joaquín Vizcaino de Coag coinciden en la aplicación de salidas como la limitación de rendimientos de 18.000 kilos de uva tinta por hectárea y de 20.000 en blanca, así como los rendimientos al 74% en bodega.
La necesidad de un cambio de estrategias en el sector fue la causante de la aprobación en España del Plan de Intervención del Sector Vitivinícola de 2023 a 2027 con un presupuesto anual de 202 millones de euros para acciones que van desde la reestructuración y reconversión de los viñedos hasta la vendimia en verde, destilación o promoción en terceros países. Desde el sector se apuesta por dedicar más fondos para las actividades de promoción así como para más inversiones en el campo y reducir los fondos destinados a las bodegas. En conjunto se plantea una mayor flexibilidad en los gastos de ese fondo en función de las necesidades de cada momento.
De cara a los procesos de replantación en el campo se considera fundamental actuar con varietales en función de los cambios en la evolución de la demanda. La misma filosofía se plantea a la hora de los procesos de elaboración del vino en materia de graduación y envejecimiento del mismo para responder a los gustos de los consumidores y frenar la caída de ventas que arrastra el sector, aunque en 2023 se produjo una ligera recuperación tras los efectos de la pandemia. En los últimos años en el mercado interior las ventas cayeron de 11 a menos de 10 millones de hectolitros y en exportación de más de 23 a 20,5 millones.
Este año según los datos manejados por las Cooperativas Agroalimentarias, la vendimia actual ascenderá 39,7 millones de hectolitros, una cifra que supone un 20% más que en la anterior de solo 32 millones, que fue la más baja de los últimos años, pero muy por debajo de la media de 44 millones de hectolitros. A efectos de existencias, las mismas se han reducido en 2023 a 32 millones de hectolitros frente a los 37 millones de un año antes, pero hoy, ni a futuro, hay problemas de suministro para atender las necesidades del mercado interior y de las exportaciones. Los bodegas no tienen miedo a un riesgo de falta de materia prima y, en esa línea se halla ha estado la posición de los industriales con los precio de compra marcados para esta vendimia a inicios de la campaña en las principales zonas productoras en volumen prácticamente iguales a los de la campaña pasada con 0,23 euros litro para los blancos y cifras ligeramente inferiores para los tintos, más transporte.
A nivel mundial, frente a una producción en la campaña anterior de 237 millones de hectolitros, un 10% menos que en 2022, el consumo se redujo un 2,6% hasta los 221 millones de hectolitros. En paralelo, la superficie de cultivo también se redujo ligeramente hasta los 7,2 millones de hectáreas, ajuste que se mantiene en los tres últimos años. La situación se repite en los principales países productores de la Unión Europea, muy especialmente significativa en la zona más emblemática de Francia con los tintos en arranques por la caída de la demanda como protagonistas.
España no es una excepción. Las superficies de cultivo han pasado en poco más de una década de 1,1 millones de hectáreas a las 928.000 actuales con la entrada de nuevas variedades y mejora de estructuras con mayores rendimientos
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