La Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA) ha remitido a las comunidades autónomas, a las organizaciones agrarias y a las cooperativas un cuestionario para recoger su opinión y sus propuestas sobre cómo mejorar el sistema de seguros agrarios.

Pregunta, por ejemplo, si se considera adecuado el actual modelo de colaboración público-privada o si habría que optar, por ejemplo, por un régimen a cargo de compañías privadas en régimen de competencia.

También pregunta si el seguro agrario debería seguir siendo de contratación voluntaria o pasar a ser obligatorio, y si debería condicionarse la concesión de ayudas directas, por ejemplo, las de la PAC, a quienes tengan suscrito un seguro agrario.

En relación con las coberturas, plantea si habría que revisar, o incluso eliminar, algunas que han demostrado ser inviables a lo largo del tiempo.

Antes de formular las preguntas, el documento de ENESA presenta un análisis del seguro agrario que muestra la evolución de la contratación, la siniestralidad y las subvenciones, así como el nivel de aseguramiento por sectores.

A la luz de los datos, pone de manifiesto que las indemnizaciones han superado con creces el coste de las primas para los tomadores del seguro en los últimos años, por lo que hay un desequilibrio en el sistema.

En lo que respecta al nivel de aseguramiento, varía considerablemente entre unas líneas y otras. Entre las producciones agrícolas, solo en el caso del plátano se asegura el 100% de la producción, lo que contrasta con la baja implantación del seguro del olivar, donde el seguro apenas cubre el 11% de la producción. Entre las líneas ganaderas, la de mayor implantación es la de retirada y destrucción de cadáveres (que cubre el 94% del censo), mientras que en vacuno de cebo el porcentaje de aseguramiento es solo del 8% de la cabaña.