En 2023, consecuencia especialmente de la sequía y de los altos tipos de interés, se produjo un descenso en el número de operaciones de compraventa de las fincas rústicas, si bien se mantuvo el desembarco el campo de grandes corporaciones agrarias, industriales o inversoras. Esta tendencia se rompió en los meses de este año cuando se ha registrado un aumento de este tipo de operaciones con un incremento del 10,5% en enero y del 5,2% en febrero sobre el año anterior con datos de la gestora Cocampo. Concretamente, en abril las operaciones ascendieron a 13.850, lo que supone un 17,5% más que en el mismo periodo un año antes. Las transmisiones por herencias registraron una cifra record de 1573, un 12,6% más que un año antes.

En paralelo, los precios de la tierra para usos agrarios, consolidada la PAC, mantienen en los últimos años una línea de estabilidad, solo con ligeros ajustes al alza o a la baja que en 2022 supuso un incremento de solo el 0,8%, con un precio medio oficial de 10.263 euros por hectárea a efectos estadísticos, si bien no se puede hablar de precios medios con operaciones que van desde los 3.000 euros por una hectárea de un secarral aragonés a los 250.000 euros de una hectárea de invernadero, 7500 euros de una hectárea de secano para cereal y los 18.000 en regadíos, 14.000 euros de una hectárea de viñedo en secano y más de 22.000 en regadío, los 20.000 euros de una hectárea de olivar en secano y los 39.900 si es de regadíos, con datos de 2022.