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Con la llegada de una DANA el fin de semana pasado y la posterior vaguada de aire frío, llevamos unos días con una notable actividad tormentosa, localizada los últimos días especialmente en el este peninsular y Baleares, donde se han descargado fuertes aguaceros y granizadas, lo que ha impactado directa y negativamente en algunas explotaciones agrícolas y ganaderas.
Sigue siendo muy complicado predecir con acierto y la suficiente antelación las zonas concretas (pensando en parcelas) que pueden verse afectadas por un granizo intenso y de gran calibre, de consecuencias devastadoras. A pesar de ello, el nivel de confianza de las predicciones ha mejorado notablemente con respecto al que había hace apenas 10-20 años, lo que permite emitir avisos meteorológicos hasta con 48 h de antelación a nivel comarcal y provincial, acotando de esta manera el territorio que se verá afectado en mayor o menor medida por los distintos fenómenos adversos asociados a las tormentas.
Además, contamos con una información climatológica muy precisa, en buena medida, gracias a las mejoras en el procesado de datos y la incorporación de registros de la red de descargas eléctricas. A nivel genérico, sabemos que con la llegada del mes de junio suele aumentar la actividad tormentosa, en paralelo a como lo hacen la insolación y la temperatura. Las estadísticas del número de días de tormenta y del de descargas eléctricas, así lo certifican, aunque la variabilidad es muy grande de unos años a otros.
Ahora en junio se dispara la convección (corrientes ascendentes de aire cálido) y las tormentas cobran un mayor protagonismo. El forzamiento orográfico hace que las montañas sean las zonas donde crezcan más frecuentemente las tormentas en esta época del año. Dos sistemas montañosos destacan por encima de los demás: los Pirineos y el Sistema Ibérico. Tanto el Pirineo Aragonés y Catalán, como la parte oriental del Sistema Ibérico (Teruel y Castellón [Maestrazgo]), registran la mayor actividad
tormentosa, con 7 o más días de tormenta al mes, en promedio. La cercanía al Mediterráneo explica, en parte, que se den justamente allí ese par de máximos, debido a los flujos de aire muy húmedo que alimentan allí a las tormentas.
En cuanto al intervalo horario de mayor actividad, se sitúa entre el mediodía y primeras horas de la tarde en la mayoría de zonas montañosas y sus aledaños. Esas tormentas que nacen ahí suelen
extenderse a otras zonas, en las que además pueden surgir nuevas células tormentosas. Situaciones propicias, como la vaguada de aire frío de principios de esta semana, favorece el crecimiento de tormentas, dominando esa pauta de comportamiento.
Con la vista puesta a lo que resta de mes de junio, de momento la segunda semana mitad de esta semana remitirá la actividad tormentosa y tendremos para el conjunto de España temperaturas por debajo de la media, sin una vuelta al intenso calor que tuvimos algunos días de la semana pasada. La semana del 17 al 23 de junio, previsiblemente, seguiremos con temperaturas parecidas, de momento sin grandes subidas, y no se espera un episodio tormentoso destacado. Todo apunta a que la última semana de junio sí que será muy calurosa, con precipitaciones por debajo de la media, lo que invita a pensar en que tampoco tendremos un entorno muy tormentoso. Las tormentas que puedan formarse es poco probable que afecten a zonas muy extensas de territorio, lo que reduce el riesgo de un impacto negativo en la agricultura.
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Actualidad
Climatología y predicción de tormentas en junio
La actividad tormentosa aumenta notablemente el presente mes
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José Miguel Viñas Rubio
13/06/2024
Con la llegada de una DANA el fin de semana pasado y la posterior vaguada de aire frío, llevamos unos días con una notable actividad tormentosa, localizada los últimos días especialmente en el este peninsular y Baleares, donde se han descargado fuertes aguaceros y granizadas, lo que ha impactado directa y negativamente en algunas explotaciones agrícolas y ganaderas.
Sigue siendo muy complicado predecir con acierto y la suficiente antelación las zonas concretas (pensando en parcelas) que pueden verse afectadas por un granizo intenso y de gran calibre, de consecuencias devastadoras. A pesar de ello, el nivel de confianza de las predicciones ha mejorado notablemente con respecto al que había hace apenas 10-20 años, lo que permite emitir avisos meteorológicos hasta con 48 h de antelación a nivel comarcal y provincial, acotando de esta manera el territorio que se verá afectado en mayor o menor medida por los distintos fenómenos adversos asociados a las tormentas.
Además, contamos con una información climatológica muy precisa, en buena medida, gracias a las mejoras en el procesado de datos y la incorporación de registros de la red de descargas eléctricas. A nivel genérico, sabemos que con la llegada del mes de junio suele aumentar la actividad tormentosa, en paralelo a como lo hacen la insolación y la temperatura. Las estadísticas del número de días de tormenta y del de descargas eléctricas, así lo certifican, aunque la variabilidad es muy grande de unos años a otros.
Ahora en junio se dispara la convección (corrientes ascendentes de aire cálido) y las tormentas cobran un mayor protagonismo. El forzamiento orográfico hace que las montañas sean las zonas donde crezcan más frecuentemente las tormentas en esta época del año. Dos sistemas montañosos destacan por encima de los demás: los Pirineos y el Sistema Ibérico. Tanto el Pirineo Aragonés y Catalán, como la parte oriental del Sistema Ibérico (Teruel y Castellón [Maestrazgo]), registran la mayor actividad
tormentosa, con 7 o más días de tormenta al mes, en promedio. La cercanía al Mediterráneo explica, en parte, que se den justamente allí ese par de máximos, debido a los flujos de aire muy húmedo que alimentan allí a las tormentas.
En cuanto al intervalo horario de mayor actividad, se sitúa entre el mediodía y primeras horas de la tarde en la mayoría de zonas montañosas y sus aledaños. Esas tormentas que nacen ahí suelen
extenderse a otras zonas, en las que además pueden surgir nuevas células tormentosas. Situaciones propicias, como la vaguada de aire frío de principios de esta semana, favorece el crecimiento de tormentas, dominando esa pauta de comportamiento.
Con la vista puesta a lo que resta de mes de junio, de momento la segunda semana mitad de esta semana remitirá la actividad tormentosa y tendremos para el conjunto de España temperaturas por debajo de la media, sin una vuelta al intenso calor que tuvimos algunos días de la semana pasada. La semana del 17 al 23 de junio, previsiblemente, seguiremos con temperaturas parecidas, de momento sin grandes subidas, y no se espera un episodio tormentoso destacado. Todo apunta a que la última semana de junio sí que será muy calurosa, con precipitaciones por debajo de la media, lo que invita a pensar en que tampoco tendremos un entorno muy tormentoso. Las tormentas que puedan formarse es poco probable que afecten a zonas muy extensas de territorio, lo que reduce el riesgo de un impacto negativo en la agricultura.