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El Consejo de la Unión Europea y el Parlamento Europeo han llegado a un acuerdo provisional sobre la futura directiva relativa a la salud y la vigilancia de los suelos. El objetivo sigue siendo que los suelos europeos presenten una buena salud para el año 2050, pero se ha flexibilizado mucho la estrategia para lograrlo respecto a las propuestas iniciales.
Lo más destacable en el ámbito agrario es que la disposición no impone obligaciones adicionales a los agricultores. En lugar de eso, la directiva obligará a los Estados miembros a ayudar a los agricultores a mejorar la calidad y resiliencia de sus tierras. Las medidas de apoyo podrán incluir un asesoramiento independiente, actividades de formación, así como el fomento de la investigación y la innovación y la sensibilización sobre los beneficios de contar con unos suelos sanos.
El acuerdo mantiene el concepto de descriptores comunes del suelo (parámetros físicos, químicos y biológicos). También introduce clasificaciones para describir la salud de los suelos, basadas en valores objetivo no vinculantes y valores de activación operativos “establecidos a nivel de Estado miembro para cada descriptor del suelo, con el fin de priorizar y aplicar progresivamente medidas que conduzcan a un estado saludable de los suelos”. Se han incluido asimismo los primeros pasos hacia la vigilancia de los PFAS y los plaguicidas.
Por último, también sin obligaciones, la nueva directiva establecerá principios para mitigar la artificialización del suelo, centrándose en sus aspectos más visibles: la impermeabilización y la extracción de tierra.
Ahora, el Consejo y el Parlamento Europeo tienen que dar su visto bueno por separado a este acuerdo y, una vez publicada la directiva, los Estados miembros dispondrán de tres años para incorporar las nuevas normas a su reglamentación nacional.
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Actualidad
Acuerdo provisional en Bruselas sobre la salud de los suelos
No incluye nuevas obligaciones para los agricultores
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Agropopular
22/04/2025
El Consejo de la Unión Europea y el Parlamento Europeo han llegado a un acuerdo provisional sobre la futura directiva relativa a la salud y la vigilancia de los suelos. El objetivo sigue siendo que los suelos europeos presenten una buena salud para el año 2050, pero se ha flexibilizado mucho la estrategia para lograrlo respecto a las propuestas iniciales.
Lo más destacable en el ámbito agrario es que la disposición no impone obligaciones adicionales a los agricultores. En lugar de eso, la directiva obligará a los Estados miembros a ayudar a los agricultores a mejorar la calidad y resiliencia de sus tierras. Las medidas de apoyo podrán incluir un asesoramiento independiente, actividades de formación, así como el fomento de la investigación y la innovación y la sensibilización sobre los beneficios de contar con unos suelos sanos.
El acuerdo mantiene el concepto de descriptores comunes del suelo (parámetros físicos, químicos y biológicos). También introduce clasificaciones para describir la salud de los suelos, basadas en valores objetivo no vinculantes y valores de activación operativos “establecidos a nivel de Estado miembro para cada descriptor del suelo, con el fin de priorizar y aplicar progresivamente medidas que conduzcan a un estado saludable de los suelos”. Se han incluido asimismo los primeros pasos hacia la vigilancia de los PFAS y los plaguicidas.
Por último, también sin obligaciones, la nueva directiva establecerá principios para mitigar la artificialización del suelo, centrándose en sus aspectos más visibles: la impermeabilización y la extracción de tierra.
Ahora, el Consejo y el Parlamento Europeo tienen que dar su visto bueno por separado a este acuerdo y, una vez publicada la directiva, los Estados miembros dispondrán de tres años para incorporar las nuevas normas a su reglamentación nacional.
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