El Ministerio de Agricultura revisará y adecuará a las nuevas circunstancias económicas, geopolíticas o climatológicas la actual política agroalimentaria con la elaboración de la Estrategia Nacional de Alimentación por la que se pretende articular un sistema alimentario español robusto, integral, sostenible y muy arraigado en el territorio rural. Con esta iniciativa se busca además una oferta de calidad para proteger la salud de los consumidores y suficiente en volumen para lograr una autonomía alimentaria, en línea con las exigencias de la UE. La Estrategia, señalan fuentes de Atocha, no tiene una memoria económica para su ejecución, sino que los fondos se irán articulando en función de las actuaciones.

Para la elaboración de la misma, la Administración ha celebrado en este cuatrimestre diferentes foros y mantenido contactos con más de medio centenar de colectivos y entidades, desde organizaciones agrarias y cooperativas del campo a las industrias, cadenas de distribución, centros de investigación, universidades y consumidores de cara a la redacción final del mismo para su presentación en 2025. Los dos ejes de esta Estrategia se resumirían en lograr el autoabastecimiento desde la sostenibilidad en el campo y la seguridad alimentaria en toda la cadena.

España, una industria agroalimentaria con una facturación de 170.000 millones de euros, con casi 30.000 empresas con cerca de medio millón de empleos directos, exportaciones de 48.000 millones de euros y una balanza en positivo de 13.000 millones, es una importante potencia alimentaria. Sin embargo, por debajo de esas cifras existen a la vez importantes debilidades  y carencias ligadas un  sector muy minifundista, con necesidades de innovación tecnológicas y de apertura de nuevos mercados, junto a otras ligadas al cambio climático y a la incertidumbre por las situaciones geopolíticas.

Frente a esta situación, Luis Planas considera que no existe seguridad perfecta, pero sí es posible dotar al sector de instrumento para hacer frente a este tipo de situaciones.

En esta línea se halla la Estrategia por la que, en primer lugar se pretende garantizar el abastecimiento suficiente de alimentos a precios accesibles para la mayoría de la población. En este objetivo se busca un mayor equilibrio entre los intereses de todos los agentes de la Cadena Alimentaria con una relación de transparencia y equilibrio y, a la vez, potenciar los sistemas de control, lucha contra el fraude y combatir el desperdicio alimentario en los hogares y en la distribución. También en el campo donde, en muchos casos, los operadores rechazan grandes producciones por no tener los calibres exigidos y acaban perdidas.

Un segundo objetivo es promover la sostenibilidad del sistema alimentario con prácticas que protejan el medio ambiente y la conservación de los recursos naturales, la restauración  de la biodiversidad, del fomento de los canales cortos de  ventas y el consumo de productos de temporada, la promoción de los productos con denominación  de origen y las producciones ecológicas. Desde la perspectiva del campo, la tierra es un legado de nuestros antepasados que se debe  preservar en buenas condiciones para su utilización por las generaciones venideras.

En un tercer objetivo la Estrategia busca mejorar la rentabilidad en un marco equilibrado de toda la cadena donde es fundamental un mayor apoyo al campo para los agricultores y ganaderos. En este sentido se estima que ese tipo de prácticas son claves para fijar población en el medio rural, apoyar el relevo generacional, potenciar la agricultura familiar, poner en valor el papel de la mujer o impulsar la concentración de la oferta.

Agricultura busca igualmente fomentar hábitos de consumo más saludables y de calidad, mejorar la información o la fiscalidad para este tipo de ofertas y, en la medida de lo posible, evitar el desperdicio de alimentos en los hogares y en la restauración y lograr una reducción de pérdidas en las cosechas en el campo, especialmente en las producciones frescas, fundamentalmente por una mala conservación.

Finalmente, se apuesta por la innovación y las nuevas tecnologías para mejorar productividad y competitividad, la agricultura de precisión, la eficiencia energética o digitalización.

De cara a los consumidores el principal objetivo es acercar la información en materia de alimentación y nutrición y controlar la publicidad agroalimentaria. Para todo ello, con un mayor protagonismo de los consumidores.

Desde la  patronal de la industria cárnica Anice, se reclama que la Estrategia contemple o profundice en aspectos como la fiscalidad, la internacionalización, la defensa de la producción nacional, la promoción, la investigación y la innovación, la lucha contra el desperdicio y que no se demonice la actividad ganadera por las emisiones de gases efecto invernadero